Uno de los recuerdos que conservo, son los campos aún sin construir de la urbanización a la que mis padres decidieron mudarse cuando yo era niña. Entre los matorrales de moras y la multitud de flores que los poblaban, destacaba siempre la manzanilla.
Ahora de todo aquello queda poco, o casi nada, pero aún sobrevive en algunos sitios además de en mi memoria.
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